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5. Heridas y hemorragias

La aparición de heridas y contusiones se asocia al traumatismo físico por impacto brusco con objetos (romos, cortantes, punzantes, amorfos, etc.). Su gravedad dependerá de diversos factores: 

  • La fuerza y modo del impacto. 

  • Sucesión de impactos encadenados. 

  • Superficie y profundidad corporal afectada. 

  • Tiempo de exposición sin tratamiento adecuado.  

  • Siendo más grave cuanto mayor sea cada uno o se sumen.

 


Heridas 


El contacto con energía de objetos del entorno puede romper la piel y profundizar en los tejidos blandos, ensuciando y contaminando, llegando a producir dolor y hemorragias. Al quedar la herida abierta, el riesgo de infección es importante. 
 

Qué hacer:

 

  1. Averigüe el objeto y forma de la lesión. 

  2. Limpie y desinfecte sus manos y el instrumental que vaya a usar. 

  3. Lave a chorro con agua y jabón el foco de la herida. 

  4. Limpie con gasas o pañuelos de tela humedecidos, lo más asépticos posibles, arrastrando desde el centro hacia los bordes y desechando el material ya utilizado. (No usar algodón ni papel higiénico)

  5. Utilice alguna sustancia antiséptica que no tiña  comprobando antes que la víctima no sea alérgica a sus componentes (Clorhexidina mejor que el Betadine, por la posible alergia al Yodo.)

  6. Cubra la totalidad de la superficie con apósitos humedecidos y sujételo con esparadrapo, cinta adhesiva o venda. En caso de tener poca posibilidad de infección dejamos secar la herida.

  7. Ante la gravedad y posibles complicaciones, asegure su traslado a centro sanitario para valoración y tratamiento médico (antibiótico y sutura) y vacunación si procede, llamando al 112.

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Hemorragias:
 

Se produce una hemorragia cuando un vaso sanguíneo se rompe, provocando la pérdida de sangre.
La impresión de gravedad aparecerá cuando observe los siguientes signos y síntomas en sangrados sin control en el tiempo y en función del volumen sanguíneo perdido:

  • Palidez cutánea y de mucosas (boca, nariz).  

  • Ansiedad creciente. 

  • Respiración agitada, rápida y poco profunda. 

  • Pulso rápido y débil. 

  
Si aparecen estos signos, actúe rápidamente sobre ellos según (ver capítulo Reconocimiento de la víctima) y llame al 112. 


Qué hacer:

 

  1. Siente o tumbe a la víctima. Tranquilícela. 

  2. Adopte las medidas higiénicas y de seguridad frente a infecciones y contagios. 

  3. Aplique apósitos o pañuelos de tela lo más asépticos posible cubriendo el foco sangrante y presione directamente sobre estos con sus dedos, mano o puño. 

  4. Eleve el miembro afectado si las lesiones se lo permiten. 

  5. Si el sangrado continúa y ha empapado la primera capa de apósitos: coloque otra por encima sin retirar los primeros. Vuelva a presiona inmediatamente. El sangrado persiste: repita la misma operación anterior. 

  6. Aplique un fuerte vendaje compresivo, manteniendo el miembro elevado. 

  7. Observe la coloración por debajo del vendaje y si aparece color azulado o amoratamiento, hormigueo o dolor intenso, afloje progresivamente la presión, siempre y cuando el sangrado no aparezca nuevamente.  

  8. En caso de mareo o inconsciencia, ponga a la víctima en posición antishock (Tumbado piernas en alto, siempre y cuando se pueda hacer por la lesión)

  9. Reevalúe de manera continua el estado general de la víctima, compruebe sus constantes, y actúe si se deterioran.

  10. Si la víctima está inconsciente, llame al 112 indicando la situación en la que se encuentra. 

  11. Observe si respira. Si no respira o su respiración es ineficaz, inicie maniobras de reanimación cardiopulmonar. 

  12. Cuando los servicios de emergencias lleguen, explique cómo fue el suceso, describa el traumatismo, los síntomas referidos, las modificaciones del estado de la víctima y las medidas realizadas

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Vídeo explicativo:

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